Antes de hablarte de cómo puedes ir a por el nuevo año en relación a tu alimentación…
¡¡Feliz año nuevo!!
¿Caminas en círculo?
Tienes ante ti un año en blanco. Míralo como un libro aún no escrito.
¿Qué historia quieres escribir en él?
Este nuevo año te propongo que pienses en todos los posts anteriores (o que los releas). Que reflexiones acerca de qué es alimentarte para ti.
Porque, además, si eres padre o madre, tú eres clave en la alimentación de tus hij@s ya que eres su espejo. Te hablábamos sobre esto en este post de instagram.

Dime cómo comes
Te propongo que reflexiones si comes con hambre y si sueles terminar llen@ en las comidas.
Que hagas este ejercicio con el plato en la mesa: ¿cuánta hambre tienes del 1 al 10? Y que después, cuando termines pienses en cuánto de llen@ te sientes del 1 al 10.
Puedes utilizar nuestra escala de hambre y saciedad para este ejercicio:
Te propongo que pienses en cómo comes, si comes despacio, si masticas, si saboreas, si realmente disfrutas comiendo lo que más te gusta.
También si lo haces impulsivamente o si lo disfrutas incluso desde antes, cuando estás planeando comerlo.
Que pienses si para ti comer es un acto de placer, de esos que te gustaría que no terminara (pero que por motivos laborales o personales en muchas ocasiones has de hacer en 15 minutos) o si es algo que dices que te gusta, pero terminas en 5 minutos.
Que pienses en cómo te sientes tú emocionalmente y por tanto te pongas en la piel de tus hij@s a la hora de comer. Cuando estás triste, angustiad@… ¿comes igual que cuando estás alegre, eufóric@? Te hablábamos más sobre este tema en este otro post.
Yo al menos no… y por experiencia es algo que se nos olvida valorar cuando “el niño o la niña” come mucho… o no come nada.

Qué comer y qué no comer
¡Anda! ¡Con qué cosas tan raras viene esta hoy para ir a por el nuevo año! ¿No nos vas a hablar de lo que tengo que comer o no comer? No. Hoy no.
Hablaros de lo que “hay que” comer o no comer, o mejor dicho, qué alimentos hay que priorizar y cuáles reducir, está bien.
Esto lo hago a menudo y lo haremos en otros posts siempre de forma generalizada, aunque sabes que este tipo de consejos deben (DEBEN) ser individualizados.
Este primer post del año pretende echar los cimientos sobre los que construir tu alimentación y es que…
¿Por qué se nos hace raro tener que pensar si estamos más o menos llen@s o tenemos más o menos hambre? ¿no deberíamos acaso comer en función de estas dos premisas?
Comer con ansiedad
Por distintos motivos, estamos muy descontectad@s de nuestras percepciones y señales corporales y muchas personas comen más o menos en función de su estado de ánimo.
¿Acaso tenemos en cuenta nuestras emociones al sentarnos a la mesa? Si la respuesta es no, es momento de tomar consciencia ya que… ¿a cuántas personas conoces (puede que incluso te pase a tu) que comen por o con ansiedad?
Este tipo de hambre, el hambre emocional, también existe y hay que saber identificarla y gestionarla, porque puede convertirse en un gran problema para mucha gente en su día a día.

Este post de enero espero que te lleve a reflexionar.
Porque todas estas reflexiones son necesarias para entender cómo nos alimentamos, y nos ayudarán a hacerlo de un modo mas consciente, permitiendo cambiar tu alimentación hacia una alimentación más intuitiva, dejando atrás todo tipo de dietas (como te contábamos en este post).
¡Feliz y consciente año nuevo!
¿Y si propones vivir más, y sobre todo, mejor?
Eli.
Si eres de las personas que sienten esa ansiedad por la comida o ves que tus emociones repercuten directamente en cómo y qué comes, desde el servicio de psiconutrición te podemos ayudar.